Los contenidos falsos y la información errónea están afectando a niños, adolescentes y jóvenes.
Por Ingrid Coba
Un estudio publicado por la ONG Plan Internacional, en octubre del 2021, revela que casi la mitad de niñas y jóvenes encuestadas siente tristeza, ansiedad o estrés como consecuencia de la información falsa que circula en redes sociales. Una de cada cuatro tiene menos confianza para compartir sus opiniones.
Entornos hostiles, confusión y miedo son algunas de las consecuencias que deja la desinformación en los niños y adolescentes que navegan por internet o usan las redes sociales para informarse.
Temas importantes como la elección de su carrera profesional, consejos sobre salud sexual o información sobre la Covid-19 resultan confusos y abrumadores, debido a la gran cantidad de notas falsas o erróneas que circulan en los espacios digitales.
El consumo excesivo de información, sin filtros ni guía de los padres, sumado a la falta de interacción social y actividades de recreación durante el aislamiento físico por la pandemia, han generado afectaciones a la salud mental de los menores.
La neurosicóloga Mercy Vaca cuenta que esta saturación de información verdadera y falsa ha provocado temor e inseguridad en los adolescentes y niños.
Sus decisiones frente a un tema determinado como los cuidados frente al virus o las vacunas, han sido afectadas por este motivo. “A mi consulta han llegado chicos que tienen un miedo terrible a salir a la calle por el temor a contagiarse y comienzan a desarrollar una fobia”, comenta Vaca.
También muestran conductas obsesivo compulsivas, como el lavado de las manos a cada minuto, por el miedo sobredimensionado al ver información confusa o errónea en internet. Incluso, hay chicos que han tomado la decisión equivocada, de no vacunarse por noticias o videos que han visto en redes sociales.
Estas afectaciones han sido analizadas en el Informe del estado mundial de las niñas 2021, denominado “Entre la verdad y la mentira”, publicado en octubre del año pasado por la organización Plan Internacional.
La información errónea y la desinformación en línea afectan a la vida, el aprendizaje y el liderazgo de las niñas y las jóvenes, destaca el informe. El 87% de las niñas y jóvenes encuestadas dijo que les está afectando negativamente, mientras el 46% siente tristeza, depresión, estrés, preocupación o ansiedad. Les preocupa compartir información falsa por accidente o creer algo que no es verdad.
Vaca asegura que a su consulta cada vez llegan más niños con ansiedad que están limitando su opinión y participación debido a la confusión que experimentan entre tanta desinformación. “Ha aparecido cierto tipo de inestabilidad emocional interna a nivel de los chicos, presentando niveles de ansiedad leve y moderada, estados intermitentes de depresión y también estrés por este exceso de información, muchas veces falsa”.
El estudio de Plan Internacional se realizó con encuestas y entrevistas a más de 26.000 niñas y mujeres jóvenes en 33 países, incluyendo Ecuador, en donde se destaca el profundo impacto que la desinformación tiene en su desarrollo socioemocional, así como en la manera como ellas se ven a sí mismas. “Todos los días, las niñas y mujeres en toda su diversidad son bombardeadas en línea con mentiras y estereotipos sobre su cuerpo, quiénes son y cómo deberían comportarse. Se usan sus imágenes con el objetivo de cosificarlas y avergonzarlas”, dice el estudio.
El 21% de las niñas y mujeres jóvenes encuestadas en Ecuador, es decir una de cada cinco, afirmó que la información falsa que encuentran en internet las hace sentir inseguras físicamente. El 36% expresó que les provoca estrés, afectando de esta manera su salud mental porque no cuentan con las herramientas para tomar decisiones informadas o para involucrarse en reflexiones sobre los temas que les interesan.
Los métodos anticonceptivos o mitos en torno a la sexualidad, son contenidos donde circula mucha información errónea. Notas que les dicen que en la primera relación sexual no es posible quedarse embarazada, o que sólo el hombre es el que debe utilizar un método anticonceptivo para evitar un embarazo, son solo dos ejemplos de cómo la desinformación puede provocar consecuencias negativas en las niñas y adolescentes. Para la socióloga Catalina Vaca, líder de programas de Plan Internacional, esto ocurre además con temáticas como derechos de las niñas, feminismo u otros que no son debatidos abiertamente en los hogares o escuelas. ¿Qué hacer? Mercy Vaca, neurosicóloga, recomienda crear espacios exclusivos de reflexión en los hogares, donde se analicen los temas que les interesa a los chicos y se resuelvan las dudas que la desinformación está generando en ellos. Además, “es necesaria la formación que les permita desarrollar un pensamiento crítico para poder navegar en el océano de información digital al que se enfrentan hoy”, destaca.
Rossana Viteri, directora de Plan Internacional Ecuador, considera indispensable trabajar en la alfabetización digital, pues a nivel global a 7 de cada 10 niñas y mujeres jóvenes nunca se les enseñó, ni en la escuela ni en la casa, cómo identificar la información falsa. “Es necesario contrarrestar la información errónea, ya que la verdad es decisiva para que las niñas y mujeres jóvenes tomen decisiones seguras y tengan el poder y el control de sus vidas”, expresa.
El estudio concluye que es deber de todos: creadores de las redes sociales, autoridades educativas, medios de comunicación, padres de familia, gobiernos y sociedad en general, trabajar en conjunto para evitar que la desinformación siga perjudicando el bienestar físico y mental de niños, adolescentes y jóvenes.