Así aterrizaron las mafias de albaneses e italianos en Ecuador

Albaneses e italianos son aliados para el envío de cocaína a Europa, desde los puertos de Guayaquil y El Oro, gracias a unas sólidas estructuras levantadas hace más de 15 años en Ecuador. Los gobiernos de Italia y Ecuador llevan adelante proyectos de cooperación para intercambio de información y capacitación, para atacar de manera más eficaz el lavado de dinero y generar nuevas leyes y reformas para frenar el avance de estos grupos transnacionales. 

Redacción Código Vidrio

Una potente sociedad de negocios criminales entre clanes mafiosos italianos y albaneses y otras facciones delictivas de los Balcanes, apuntala el tráfico de cocaína y otras drogas a gran escala desde Ecuador hacia Europa.

Albaneses e italianos son aliados para el envío de cocaína, desde los puertos de Guayaquil y El Oro, gracias a unas sólidas estructuras levantadas hace más de 15 años en Ecuador y Colombia. En nuestro país incluyen el control de rutas, logística, creación de empresas para lavado y exportación, así como el soporte operativo de bandas locales, con miles de integrantes, y operadores invisibles en el Estado, según agencias de inteligencia antidrogas de Ecuador y Europa.

Esta alianza no es nueva, data de cuatro décadas atrás, desde fines de los 80s. Desde esa época los albaneses y habitantes de países balcánicos han operado en redes criminales de tráfico de cocaína y otros delitos conexos como subalternos de la mafia italiana. A fines de los 90s unos 10.600 albaneses, incluidos peligrosos delincuentes, emigraron ilegalmente a Apulia, Italia, cuando su gobierno inició una arremetida sin precedentes para desmantelar 23 grupos delictivos, según un informe de la organización Iniciativa Global contra el Crimen Transnacional, elaborado por Walter Kemp. Para entonces en Albania hubo arrestos sistemáticos por trata de personas, tráfico de migrantes, tráfico de armas y robo de automóviles. Los años siguientes los albaneses y clanes de otros países de los Balcanes entraron de lleno al tráfico de heroína y canabis y empezaron su expansión fuera de Europa.

Así, entre 2008 y 2009, esos grupos desembarcaron en América Latina para tomar control del negocio de la cocaína, usando como zonas estratégicas de operación Colombia y Ecuador, según agentes antidrogas. A partir del 2008 esta región se volvió un foco de atención para los grupos criminales de los Balcanes, que establecieron conexiones con nuevos proveedores en el mercado europeo, llegando con la fachada de empresarios, exportadores de frutas y otras materias primas.

En el crimen organizado, como en el sector inmobiliario, la ubicación lo es todo, indica el reporte de Iniciativa Global. Ecuador está situado entre Colombia y Perú, que producen alrededor del 90 por ciento de la cocaína del mundo. Otro factor que contribuyó fue la evidente debilidad institucional, la corrupción del poder judicial, así como decisiones gubernamentales que perforaron el control antidrogas, como el cierre, en 2009, de la Base militar estadounidense en Manta, desde donde se llevaron a cabo centenares de misiones antinarcóticos durante diez años en el corredor del Pacífico. Entonces , los albaneses tuvieron expedito el camino para montar sus complejas estructuras criminales y convertir a Ecuador, silenciosamente, en su plataforma de negocios transnacionales.

Ecuador pide apoyo a Italia

Después del 2020, las incautaciones en Europa de cientos de toneladas de cocaína, que salía desde Ecuador, dieron el campanazo. Los países europeos se convirtieron en el principal destino de la droga, relegando a un segundo lugar al mercado de EE.UU. Los artífices de este giro eran los albaneses y otros clanes balcánicos, en sociedad con la mafia Italiana.

Por la acelerada penetración de operadores de estos clanes mafiosos, los últimos años, en diferentes sectores públicos y privados de Ecuador, las autoridades del gobierno pidieron la asistencia y apoyo del estado italiano, que está dando capacitación (con un fiscal a la cabeza),  sobre como enfrentarlos de forma más efectiva. En especial en el ataque al lavado de activos y la elaboración de paquetes de leyes y reformas. La Unidad de Análisis Financiero (UAFE), y la Superintendencia de Compañías son las primeras instituciones que pidieron un apoyo directo al giobierno italiano, que tiene una basta experiencia en el combate a la mafia Siciliana desde los años 80. A ese país también le interesa la cooperación con Ecuador, en vista de que las operaciones del crimen transnacional les están afectando directamente por el aumento del tráfico de cocaína en ciudades italianas y europeas, según fuentes oficiales.

Pese a que ha perdido fuerza en Italia, la mafia se ha fortalecido a nivel transnacional, precisamente por sus nexos con familias italianas araigadas en el extranjero y por alianzas con otros clanes y carteles criminales, en especial con los albaneses.


EN PERSPECTIVA. En los últimos 20 años, los grupos criminales de los Balcanes Occidentales se han globalizado y están ascendiendo en la cadena de valor de la actividad delictiva. Los tentáculos de este pulpo ahora se extienden por todo el mundo: desde el suministro de cocaína en América Latina hasta las calles de Europa Occidental; desde las rutas de distribución de heroína en Turquía hasta Europa; desde los campos de cannabis en Albania hasta Turquía y la Unión Europea (UE). Los Balcanes Occidentales siguen siendo el centro de este comercio: como región de tránsito, como terreno de reclutamiento para los soldados rasos de estos grupos y como lugar seguro para esconderse e invertir o blanquear las ganancias mal habidas, pero la acción principal se desarrolla en el extranjero. 


Se estima que esto ocurrió hace unos 14 años, cuando los albaneses empezaron a abrir mercados para la mafia Italiana en América del Sur.

Las recientes alertas públicas del embajador de Italia, Giovanni Davoli, sobre la operación de mafias en Ecuador para sembrar terror en medio de las elecciones, generó reacciones y encendió alarmas sobre asesinatos selectivos de inocentes, incluidos niños y uniformados.

Estos crímenes no encajan en el patrón de inseguridad del año pasado, marcado por asesinatos ocurridos en más del 90% de los casos, por el enfrentamiento entre bandas que disputan territorios en provincias de la costa y la frontera. Hasta diciembre pasado, hubo una reducción del 17% de la tasa de homicidios.

Desde la segunda semana de enero, en medio de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, esos indicadores se disparon en varias provincias, especialmente en Guayas, El Oro, Santa Elena, Manabí y Esmeraldas.

El 17 de febrero fueron capturados en un barco, frente a El Oro, tres supuestos integrantes de la banda Sao Box, disidentes de Los Lobos, con armas de grueso calibre. Este grupos operan para la mafia albanesa. Foto cortesía Armada

El coronel Holguer Cortez, director Antinarcóticos, confirmó en una entrevista con Código Vidrio, que albaneses e italianos operan en Ecuador aliados para el envío de cocaína hacia países europeos. Cuentan con los servicios de bandas que transportan la droga desde la frontera con Colombia hasta sitios de acopio y luego a los puertos. Esta dinámica es hoy mucho más clara para la policía ecuatoriana, gracias al intercambio de información con sus pares de italia, Albania y otros países europeos, que han profundizado sus mecanismos de cooperación los últimos años.

Esta coordinación transnacional ya arroja resultados. El 2024 en Ecuador se capturaron 295 toneladas de coca, cifra récord histórica, mientras que en puertos europeos de destino las incautaciones cayeron drásticamente. Un ejemplo claro es Bélgica (principal destino de la coca hasta 2023) donde el año pasado se capturaron 44 toneladas, 71 menos que el 2023. “Ese es un logro significativo pues constituye un golpe letal a las economías de estas organizaciones mafiosas, que perdieron unos 6 mil millones de dólares por esas incautaciones”, destaca Cortez, quien añade que eso podría explicar los ataques múltiples en espacios privados a grupos de personas en ciudades de la costa, que buscan generar terror entre la población, y desprestigar las operaciones de la furza pública. Debilitar al estado.

La captura de Rexhepi enciende las alertas       

En Ecuador, la policía italiana empezó a seguir con detenimiento las operaciones de albaneses de Compañía Bello y de italianos de la Ndrangheta, desde la captura del capo alabanés Dritán Rexhepi en un operativo antidrogas en Guayaquil, en 2014.

Rexhepi llegó a Ecuador alrededor de 2011. Era parte de una oleada de delincuentes peligrosos, muchos de los cuales tenían profundos vínculos con grupos criminales en Europa. Ecuador empezaba a surgir como un centro de tránsito en el tráfico de cocaína: la residencia era relativamente fácil de adquirir, por la figura constitucional de la Ciudadanía Universal, aprobada en 2008. Había pocas dificultades para los extranjeros para la compra de propiedades y la creación de empresas, según agentes antidrogas.

Rexhepi, que tenía múltiples identidades falsas, aterrizó como un hombre de negocios griego, según archivos judiciales. Para entonces, se había convertido en uno de los criminales más buscados de Europa.

Dritan Rexhepi participó en varias diligencias judiciales mientras se desarrollaba el juicio en su contra por narcotráfico en Guayaquil, entre 2014 y 2015. Captura de video de la audiencia judicial.

De hecho, había sido arrestado por tráfico de drogas en Países Bajos y extraditado a Italia, donde fue sentenciado a 13 años de prisión. En 2011, él y otros dos albaneses escaparon de la cárcel, cerca de Milán. Meses después, fue arrestado en España, pero extraditado a Bélgica, donde era buscado por su papel en un robo violento años antes. Pero la prisión belga de baja seguridad no pudo contener a Rexhepi. Una vez más, escapó.

Sin embargo, el riesgo de su captura en Europa era inminente. Fue entonces cuando Rexhepi decidió venir a Ecuador para operar de manera más permanente. Aquí construyó su red haciendo uso de empresas fachada legítimas, según dijeron fiscales italianos al Washington Post, que difundió una investigación completa sobre el ascensos de los albaneses en el mercado global de la cocaína.

Tenía facilidad para hacer contactos a todo nivel por su fluidez con el español, italiano e inglés. Eso le permitió entender las facilidades que brinda el sistema para operar libremente con todo tipo de empresas, sin ningún control. Ese momento descubrió que Ecuador era un santuario para el lavado de activos. Uno de sus socios, un vicecónsul diplomático albanés en Ecuador, tenía grandes inversiones en empresas de alimentos y cannabis, según registros públicos y un analista de inteligencia ecuatoriano que estudió la red.

Simultáneamente también tenía contactos con mafiosos italianos, que operaban en Guayaquil, con patrones delictivos similares, orientados al envío de coca a Europa. Además tuvo facilidad para conectarse con empresarios y algunos políticos locales.

Detienen a capo italiano en Guayaquil

Precisamente en 2013 en esa ciudad fue detenido Valentino Alampi, miembro del clan narco Cosca Alampi. Tenía una notificación roja de Interpol, con orden de extradición por asociación delictiva de tipo mafioso.

La Cosca Alampi, vinculada a La Ndrangheta, se dedica a la extorsión. Valentino Alampi es reconocido como un colaborador cercano de Matteo Alampi, su hermano, líder de la Cosca Alampi. El padre de ambos era Giovanni, anterior jefe del clan.

Miembros de Cosca Alampi también habían constituido una red de empresas legalmente establecidas en Ecuador. Por décadas, La Ndrangheta controla el envío de coca desde Latinoamérica hacia Europa, empleando fachadas empresariales legales, aprovechando productos y materias primas. Han establecido redes de importación y exportación que incluyen flores, frutas, maquinaria, vino, sal y alimentos balanceados para camarones. Adicionalmente, lavan dinero mediante inversiones en el sector inmobiliario y de construcción. Guayaquil es su centro de operaciones.

En 2013 fue detenido en Guayaquil Valentino Alampi, miembro del clan criminal italiano Cosca Alampi. Tenía una notificación roja de Interpol, con orden de extradición por asociación delictiva de tipo mafioso. Foto de archivo

Valentino Alampi es accionista y administrador de dos empresas en Ecuador: Janoli S.A., que sigue activa, y Picturecorp S.A., que está en proceso de disolución y liquidación.

Matteo Alampi también tiene roles similares en estas empresas, además de ser accionista y administrador en Veliticorp, otra firma en operación. Tiene sede en Guayaquil, y está activa en el sector inmobiliario, especializándose en el arrendamiento de bienes inmuebles. Fue fundada el 26 de enero de 2006, entre sus objetivos empresariales incluye las telecomunicaciones y el transporte de datos e información, como se indica en su escritura de constitución revelada en los Panama Papers.

Janoli también sigue activa en Guayaquil, sus principales accionistas con los hermanos Alampi. Se dedica a la construcción de edificios residenciales. Fue fundada en 2002. Ha tenido un impresionante crecimiento en sus ingresos netos, con un aumento del 1.382%, en 2022. La empresa cuenta con un modesto número de empleados y ha experimentado un significativo aumento del 86.88% en sus activos totales.

Por útimo está Picturecorp, que se dedica a la importación y exportación. Los Alampi figuran como accionistas y administradores en las tres empresas.

Mientras la asociación con los italianos fluía, Rexhepi y sus compinches construyeron un sofisticado sistema de logística de drogas, reclutando personal portuario y en compañías navieras, agentes aduaneros y policías, que les permitían un acceso seguro a los contenedores que se dirigían a Europa, dijeron investigadores antidrogas. Un puntal del despegue de Compania Bello fue la formación de alianzas en todo el espectro de grupos criminales de Ecuador, incluidos otros carteles rivales de los balcanes, Ndrangueta, y los mexicanos. Sedujo a sus aliados promocionando a Europa como un nuevo mercado abierto donde todos podían ganar.

Sin embargo, Rexhepi fue arrestado en Guayaquil en 2014, acusado de tráfico de drogas junto a su banda de 10 integrantes. Para entonces se hacía pasar como Murataj Lulezemin, por lo cual la policía ecuatoriano pidió información a Interpol en Europa para verificar si sus pasaporte era legal. El primer país en responder fue Italia donde Rexhepi había huido en 2011. Las autoridades ratificaron que se trataba de un capo peligroso de alto valor, por lo cual simultáneamente pidieron su extradición, al igual que Bélgica y Albania, en 2015, según consta en el expediente judicial.

Aunque la justicia ecuatoriana accedió a la extradición, indicó que se concretaría depués de que Rexhepi cumplira su pena de 13 años en este país.

Al año de estar detenido en Guayaquil, Rexhepi fue trasladado a Cotopaxi. Para entonces el sistema carcelario ya era controlado en buena parte por las bandas, subordinadas a la más poderosa, Los Choneros. Ese fue el contexto ideal para que Rexhepi siguiera empoderando su negocio desde su celda, con todas las facilidades. En Cotopaxi, se hizo amigo de Jorge Zambrano JR, Rasquiña, Fito y a Junior, líderes Los Choneros, que ya trabajaban para el cártel de Sinaloa, según contó uno de los miembros fundadores de ese grupo al Post. Ese fue el inicio de asociaciones estratégicas, entre Compañía Bello, liderada por Rexhepi, y bandas locales. Su objetivo era simple: vender tanta cocaína como fuera posible con abundantes ganancias para todos los socios de los acuerdos, con una clara perspectiva transnacional, algo nunca antes visto.

En septiembre de 2020, tras una investigación de cinco años, cientos de oficiales en toda Europa llevaron a cabo una gran operación encubierta contra las acciones de Rexhepi y su clan. Detuvieron a 20 personas en Italia, los Países Bajos, Alemania, Grecia, Rumania, Hungría, España, Albania y Dubái.

Actualmente buena parte de la cocaína que sale por puertos ecuatorianos es ingresada a Europa por España, a través de rutas controladas por los albaneses y sus socios italianos. Foto de archivo

Entonces, las autoridades italianas enviaron una serie de cartas a las autoridades judiciales y gubernamentales, para reiniciar el proceso de extradición de Rexhepi, pues tenían alertas de que buscaba ser excarcelado, antes de cumplir su condena. En una comunicación de 2021 de la Embajada de Italia, incluida en el proceso judicial, los diplomáticos advirtieron que Rexhepi organizó envíos transatlánticos de drogas y ordenó el asesinato de sus rivales “gracias a una densa red de complicidad y corrupción, desde la prisión, utilizando todo tipo de sistemas de comunicación”.

Los pedidos de Italia fueron filtrados a Rexhepi, quien armó su plan de escape. En agosto de 2021, el juez Diego Poma le concedió el arresto domiciliario, por “razones médicas” con un grillete electrónico, según la orden judicial. Días después, el juez ordenó que se le retirara el grillete electrónico y le ordenó que se presentara ante las autoridades cada 15 días.

Rexhepi huye en medio de alertas de Italia

Italia insistió en su pedido de extradición, advirtiendo a las autoridades, en una carta de su embajada en Quito, que Rexhepi era el “líder indiscutible” de una red de narcotráfico albanesa con alcance global”. Ninguna de sus solicitudes fue atendida.

Aprovechando el salvoconducto del juez Poma (quien meses después fue destituido), Rexhepi fue excarcelado, y los días siguientes habría viajado a Medellín, en Colombia, según informes de Inteligencia de la Unión Europea. Para ganar tiempo y preparar el viaje, uno de los operadores del capo se hacía pasar por él en sus persentaciones en la Fiscalía en Guayaquil cada dos semanas, dijo un oficial cercano a la investigación.

En Colombia, Rexhepi también estuvo en Bogotá y Santa Marta. En agosto de 2022 -indica el reporte- Rexhepi fundó la empresa Hkg Colombian Sas en Medellín. En ese país también se encontraba otro integrante de Kompania Bello, el kozobar Remzi Azemi, que fue detenido con Rexhepi en Ecuador, en 2014.
Azemi fue liberado tres meses después y quedó a cargo de coordinar los envíos de coca desde Guayaquil, era el brazo derecho del capo, y también quien ordenó ejecutar a otros albaneses que querían abrirse sus propios grupos criminales para exportar coca desde Guayaquil, sin la venia de Kompania Belo.

Según la inteligencia europea, en Colombia Azemi se movilizaba temporalmente en un vehículo blindado, con matrícula GSU-2041, registrado a nombre de la colombiana Katrin Paola Ospino Fernández, pareja de Rexhepi. Ospino Fernández fue accionista y presidenta de la empresa Worldclass Ecuador, dedicada a actividades turísticas, hasta julio de 2021, cuando Rexhepi, ya había huido a Colombia.

Mientras intentaba fortalecer redes de apoyo y estructuras en Turquía, Rexhepi fue apresado en Estambul, en noviembre de 2023. Dos años antes las incautaciones de cocaína traficadas desde Ecuador a ese país aumentaron en un 40%, según reportes antidrogas europeos. Visionario para la expansión criminal a gran escala, Rexhepi se había instalado en Turquía, con un pasaporte colombiano, bajo la identidad de Benjamín Omar Pérez García. Planeaba convertir a ese país en un corredor crucial para trasladar la droga hacia el este, a Rusia y China. Su ambicioso plan fracasó cuando fue arrestado por pedidos de extradicción de Italia y Albania. A este último país fue enviado en enero pasado donde cumple condenas por varios delitos.

Reportes antidrogas de Ecuador y agencias europeas conciden en que su relevo en Ecuador fue el albanés Dritan Gjika, otro cabecilla de Compania Bello. Rexhepi y Gjika vivían en la misma urbanización en Samborondón. Gjika era dueño de varios restaurantes y negocios en Guayaquil, que utilizaba también de forma activa para el contrabando de drogas.

Los últimos años Gjika armó una robusta estructura empresarial, anclada en sus importantes nexos económicos y políticos, al menos, desde 2020, para enviar droga desde los puertos de Guayaquil y una red de soporte para el lavado, a través de un panal de diez empresas (6 en Ecuadsor y 4 en España),  incluidas fabricantes de canabis y bananeras.

Su nombre trascendió en 2023 por sus contactos, a través de Rubén Chérrez, (asesinado en noviembre) con Danilo Carrera, cuñado del entonces presidente Guillermo Lasso. Carrera fue sentenciado por delincuencia organizada por ser parte de una red de contratos ilegales en el sector eléctrico.

Al verse expuesto, Gjika huyó del país.