
La desinformación es un fenómeno en el que se transmite información deliberadamente falsa. Varias especialistas coinciden en que el primer paso para contrarrestarlas es evitar hablar de “Fake news” o “Noticias falsas”, pues al llamarlas así, se sitúa al problema solo en el ámbito de los medios de comunicación, dejando a un lado a muchos actores más que inciden en este tema.
Redacción Código Vidrio
La catedrática de la carrera de Comunicación de la Universidad Técnica Particular de Loja, Claudia Rodríguez, dice que si seguimos hablando solo de “Fake News” las personas las asociarán con noticias, cuando en realidad la desinformación está presente en muchos espacios. Pone como ejemplo el ámbito del infoentretenimiento, que asegura “está plagado de información tergiversada sobre los famosos”
Para Albertina Navas, Directora de Comunicación Estratégica de la Pontificia Universidad Católica (PUCE), hay 3 claves para poder identificar la desinformación. Una es el contexto, pues puede haber desinformación con noticias verdaderas en un contexto falso. Desinformación es compartir información falsa en un contexto verdadero y también difundir información verdadera sin contexto.
El segundo punto es la veracidad, pues no todas las veces el 100% de la información es verdadera ni el 100% es falsa; “por eso hay que ser críticos y agudos en cuál es la fuente original de los datos”, dice Navas.
Y en tercer lugar está la intención:
- Agendas ocultas que buscan la atención de las personas a través de controversias en redes sociales.
- Lesionar la honra o reputación de una persona o institución.
- Agendas políticas para ganar una elección a través de la desacreditación del oponente.
- Económica: personas que ven en la construcción de noticias falsas un negocio.
Rodríguez añade otras características que nos pueden servir para detectarlas. En la desinformación, generalmente se usan titulares llamativos para captar la atención e influir en el comportamiento de la ciudadanía.
Estos contenidos falsos apelan a la parte más emocional de las personas y por eso suelen referirse a cosas que nos indignan, enfadan, entristecen o emocionan, para de esta manera hacernos partícipes y empujarnos a compartir el mensaje. “Primero compartimos y luego pensamos sí sería cierto el contenido, haciendo que la burbuja de la desinformación siga creciendo”, asegura Rodríguez.

Tips sencillos para reconocer una desinformación
Las especialistas consultadas nos dan las siguientes recomendaciones:
Revisar el autor
Una recomendación básica es ver si la nota tiene autoría, si existe una firma de responsabilidad o si está acompañada de un enlace a un sitio web en donde podemos indagar más sobre la información compartida.
Verificar la fuente
Es necesario comprobar si la información viene de una fuente confiable. Hay que fijarse si la cuenta de Twitter, Facebook o Instagram tiene el visto azul que valida que es una cuenta verificada. Albertina Navas aclara que el hecho de que sea una cuenta verificada no es garantía de que la información es verdadera, pero por lo menos, nos permite saber si esa cuenta pertenece a la persona que dice pertenecer. “Hay que asegurarse de que no se trate de una cuenta parodia de algún personaje público, medio de comunicación o institución pública”.
Los recursos usados
Para Claudia Rodríguez una recomendación básica es buscar en “Google” si se está hablando del hecho informado. Y si hay fotos o videos que acompañen a la información, se puede verificar en este buscador si pertenecen a la situación a la que se atribuye. Este proceso se conoce como búsqueda inversa y consiste en colocar en el ícono de cámara, la foto que nos esté generando dudas y lo que hace Google es darnos una lista de resultados de búsqueda de dónde se ha publicado esa foto, si vemos que esa foto es previa a la noticia a la que supuestamente corresponde, pues ya tenemos una pista de que se trata de una desinformación.
No fiarse de los titulares
Los títulos tendenciosos y sensacionalistas son otro indicativo de la información falsa, por eso se recomienda leer el texto completo de la información que le comparten.
Mantener silencio y cuatela
Si hay una información que no nos consta o de la que no tenemos confirmación y verificación, es mejor que no la compartamos. “No hay nada más irresponsable como ciudadanos que compartir una información no verificada”, señala Navas.
Otra sugerencia es confiar en el trabajo que están haciendo las organizaciones de verificación de datos o fact-checking, que velan por la veracidad de la información difundida en redes sociales y presentan la información contrastada a los ciudadanos.
Ecuador Verifica, una iniciativa que se dedica a la verificación de noticias y discursos públicos, tiene una línea de Whatsapp (0984535165) que está a disposición del público para que puedan enviar los pedidos de verificación de alguna nota que les genere dudas.
Yalilé Loaiza, directora de contenidos de esta organización nos cuenta que entre octubre de 2020 y septiembre de 2021 verificaron 456 contenidos que circularon en internet, “de los cuales la mayoría fueron falsos, engañosos o imprecisos”.
Los formatos más comunes de desinformación fueron montajes de imágenes, videos editados, suplantación de logotipos de medios de comunicación e información descontextualizada.
Loaiza considera que es necesario impulsar la alfabetización digital para enseñar a niños, jóvenes y adultos como funciona una red social pero también los riesgos a los que están expuestos los usuarios de esas redes.

