Tras dos años de lucha, Julia Sánchez y Luis Fernando Vargas, padres de Aarom, el niño que murió poco antes de cumplir los nueve años, sienten que su sufrimiento servirá para que otros que como él viven con alguna discapacidad o vulnerabilidad, cuenten con un protocolo de atención médica que garantizará su derecho a la salud y a la vida. El pasado 28 de junio se realizó el acto de reparación a la familia en el Hospital del IESS-Quito Sur.
Por Ana María Carvajal
A la familia del pequeño Aarom Vargas Sánchez solo le queda una conexión espiritual con él desde ese 14 de mayo de 2022. Por eso, el pasado 28 de junio en el acto de reparación que se realizó en el Hospital IESS-Quito Sur, acatando una sentencia judicial, lo primero que quisieron escuchar fue un pasaje bíblico, leído por un sacerdote católico. Fue un momento especial para los padres, hermana, tíos, primos, amigos y otras familias de niños con discapacidad que asistieron a esta casa de salud.
Tras dos años de duelo y lucha, Julia Sánchez y Luis Fernando Vargas, padres de Aarom, el niño que murió poco antes de cumplir los nueve años, sienten que el sufrimiento de su hijo servirá para que otros que como él viven con alguna discapacidad o vulnerabilidad, cuenten con un protocolo de atención médica que garantice su derecho a la salud y a la vida.
En agosto de 2023, Código Vidrio develó la historia de Aarom. El niño falleció al poco tiempo de ser trasladado al Hospital Padre Carollo, luego de pasar más de 20 horas de sufrimiento por una grave perforación en su intestino. El niño tenía síndrome de Down y, por esa condición, su umbral de dolor era muy bajo, explicó entonces su madre. Como el pequeño no se quejaba tanto ni presentaba fiebre, la atención fue lenta. Y los resultados de los exámenes que le realizaron tardaron en llegar. Sus padres notaron un bulto en el abdomen del niño. Además, el traslado demoró, cuando finalmente los médicos supieron que requería una intervención quirúrgica urgente, pero no podían hacérsela ahí, pues el IESS Quito Sur no cuenta con unidad de Cirugía Pediátrica.
En el acto del viernes pasado, el IESS cumplió con la sentencia que le dispuso presentar disculpas públicas en el área de Emergencia de ese hospital. Al acto acudieron varias autoridades de esa casa de salud, incluida la doctora Diana Parrales, gerente del Hospital IESS-Quito Sur, quien se dirigió a los padres de Aarom y dijo que más allá de la disposición, estaban allí “por un compromiso moral, a título personal, a título profesional y a título institucional, no solo como Hospital General del Sur de Quito sino como Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (…). Como profesionales de la medicina, nos preparamos para salvar vidas y ese es el pacto que hoy venimos a sellar en memoria de Aarom y como un acto de reconocimiento a él y a ustedes, su familia”, dijo.

Además, explicó que por Aarom empezaron el Protocolo de Atención Integral Aarom que empezó a implementarse de manera obligatoria como norma, a todo el personal médico y de apoyo con el objetivo de mejorar su atención y que está basado en evidencia médica. Contiene -dijo- nuevos pasos fundamentales para aplicarse desde que un paciente llega a la Emergencia.
Empieza con el triaje visual, toma inmediata de signos vitales, admisión pronta al paciente, pase a sala de observación, con atención de un pediatra y prioridad de triaje 3. Si el paciente requiere de hospitalización, se hará la documentación de forma inmediata y si no, tendrá su primer control en máximo 72 horas luego de salir de la institución. La idea es que la atención inicial tenga una demora máxima de 60 minutos. Este protocolo incluirá capacitación en ese y otros hospitales y casas de salud de la institución.
“El hecho de dar a conocer el caso es sentar un precedente para que no vuelvan a ocurrir estas desgracias como pasó con mi hijo. Tuvo que pasar eso para que hagan conciencia. Salvar vidas no es una opción, es una decisión que ustedes toman como médicos cuando se reciben, pienso yo. A este luto Dios no le dio nombre. Muere el esposo, queda viuda, muere la madre, queda el huérfano. Pero esto no tiene nombre, si muere un hijo Dios no le dio nombre”, dijo Julia Sánchez antes de relatar la agonía de su pequeño. “En el Padre Carollo había 90% de posibilidades de que mi hijo no salga y a pesar de eso le operaron. Ya se quedó en la cama. Ya mi hijito se quedó en la cama, fuerte guerrero. Decidí alzar mi voz y demandar, pero fue para sentar un precedente, para que no vuelva a pasar esto con ningún niño ni ninguna persona con discapacidad”.

Hugo Cahueñas encabeza el equipo jurídico que representó a la familia de Aarom. Él es profesor de la Universidad San Francisco y miembro de la Clínica Jurídica de esa institución. Junto con alumnos de la facultad de Derecho trabajó en ese caso y lograron que la acción de protección favoreciera a la familia. Este pedido no incluía medidas de reparación económica, explica el abogado.
Sin embargo, el tribunal conformado por los jueces Esteban Coronel (ponente) Fernando Sánchez y Mabel Tapia Rosero, resolvió que el niño tenía doble vulnerabilidad y que debían establecerse varias medidas, incluida una indemnización de USD 25.000. Ese valor aún no ha sido entregado a la familia, dijo Cahueñas, pero el IESS informó que el monto ya tiene partida presupuestaria y los certificados llegarán oportunamente. “Las disculpas públicas constituyen una medida que se llama de satisfacción que busca cubrir aquellos aspectos a los que la reparación económica no llega, pero jamás se va reparar una vida, menos la pérdida de un hijo, dijo Julia. Ese vacío será eterno, pero es un avance importante”.
Al final del acto, Julia y Fernando develaron una placa en memoria e Aarom que deberá permanecer siempre en la sala de Emergencias del IESS Quito Sur, como un recordatorio de la historia del pequeño cuya sonrisa se apagó por falta de atención médica oportuna.