En un operativo antidrogas en Arica, al norte de Chile, fueron detenidas 12 personas de nacionalidad ecuatoriana, 11 de ellas mujeres, el 3 de diciembre pasado. El único hombre apresado tenía en su celular un video que registra un ritual de adoración a la Santa Muerte. El experto en crimen organizado Pablo Zeballos explica que la “Santa Muerte” fue adoptada en Ecuador por algunas bandas, en especial la de “Los Lobos”, como parte de la influencia directa de los carteles mexicanos.
Redacción Código Vidrio
Las once ecuatorianas y el connacional, José Luis Herrera Pozo, presunto cabecilla de la red, fueron detenidos el 3 de diciembre en Arica, al norte de Chile, por narcotráfico. Integraban una red que tenía en su poder 18 kilos de ketamina pura, guardadas en 54 fundas plásticas, valorados en un millón de dólares.
Aunque en los hospitales la ketamina se utiliza como sedante, anestésico y analgésico, también es comercializada ilegalmente porque puede ser usada como una droga recreativa por sus efectos alucinógenos.
Un video que muestra cómo un ecuatoriano se encomienda a “la Santa Muerte”, figura central del culto de carteles mexicanos, fue encontrado en el teléfono de Herrera el sábado pasado, por personal de la Brigada Antinarcóticos y contra el Crimen Organizado (Brianco), junto con la Fiscalía, según publicó el medio chileno El Mostrador.
Según la Fiscalía, la investigación está vinculada al caso que sigue las operaciones de la organización criminal transnacional “Los Costeños”, a quienes pertenecían 97 kilos de ketamina que fueron decomisados meses atrás en Arica, que habían sido vendidos al Tren de Aragua.
Según estimaciones preliminares, la red de mujeres ecuatorianas sería manejada por un venezolano detenido, identificado como uno de los cabecillas del Tren de Aragua. El venezolano estaría amenazando a los ecuatorianos que al parecer trataban de llevarse a las mujeres a Santiago.
Este caso evidencia las asociaciones criminales que el Tren de Aragua ha ido hilvanando con bandas en Ecuador Perú y Chile, a escala regional.
Los primeros seguimientos
El operativo para ubicar a la banda empezó el viernes pasado, cuando los policías comenzaron a seguir a un automóvil Nissan con matrícula peruana, conducido por dos individuos de esa nacionalidad, además del ecuatoriano, con quien se reunieron en una terminal de buses, reportó la prensa local.
Luego se movilizaron hasta una casa. A la mañana siguiente uno de los peruanos se trasladó hasta un taller donde le cambiaron el parachoques trasero del vehículo, después de lo cual regresó a la vivienda, bajando un bolso de peso considerable.
Horas más tarde, la Policía incursionó en el lugar, encontrando a todos los ecuatorianos en posesión de 18 kilos de ketamina, valorados en mil millones de pesos, más de un millón de dólares.
También encontraron fajas y tampones, que serían utilizados por las mujeres para esconder la droga en sus cuerpos y viajar a Santiago para entregarla. Para ello, contaban con pasajes aéreos y terrestres. Al menos siete de las ecuatorianas residen en Chile, en distintos barrios de Santiago.
Las 11 ecuatorianas y su compatriota fueron acusados formalmente por tráfico de drogas y asociación ilícita. Y el juez dictó su prisión preventiva.
La Santa Muerte
La investigación cobró un giro sorpresivo, cuando la policía revisó el celular del único hombre del grupo, José Luis Herrera. En su dispositivo encontraron un video grabado poco antes de la detención.
Las imágenes muestran una vela encendida, alrededor de la cual están amontonadas las bolsas del polvo blanco de ketamina, mientras se escucha de fondo la voz del ecuatoriano:
-“Te pedimos tu bendición, madre santísima, para que todo lo que hacemos nos vaya con bien, para que todas las cosas que intervenimos sea maravilloso y para que las cosas que hacemos en suciedad, bajo la no protección… sabemos que dios no va con lo malo, pero en el nombre tuyo, madre misericordiosa, te pedimos que tengas misericordia en nosotros y que veas nuestro corazón”, dice con una gran devoción que raya en la timidez.
-“Nuestro corazón es humilde y las cosas que hacemos, aun no sean correctas, las hacemos por la misericordia de dios padre. Que todas y cada una de las chicas que están caminando con esto lleguen con bien. Que todas y cada una de las personas que le ponga la mano, nadie pueda tocar y robar, que nadie pueda más decir, que nadie pueda, en el nombre misericordioso de la santísima Madre Muerte yo te imploro y te pido que tú me des tu bendición aquí, en este momento, en este lugar, santifiques este trabajo para que este trabajo llegue con bien donde quiera que tenga que ir, para que este trabajo se dignifique, para que este trabajo se consagre, para que este trabajo llegue con bien y la maldad de nosotros los hombres no se convierte…”.

El experto en crimen organizado Pablo Zeballos, autor del libro Un virus entre sombras, quien ha estado varias veces en Ecuador mapeando la evolución del crimen organizado, dijo que el rito de la “Santa Muerte” se extendió hace varios años ya por distintos países de América Latina, entre ellos, Ecuador, donde una de las organizaciones criminales más importantes, “Los Lobos”, la adoptó como suya. Eso debido al contacto que ha tenido con carteles mexicanos, que les han dado de entrenamiento. En especial Jalisco Nueva Generación.
“Si un ciudadano ecuatoriano efectúa rituales de la Santa Muerte, existe una posibilidad importante de que sea miembro o haya tenido un contacto estrecho con esa agrupación criminal, por lo tanto, es imprescindible que la policía y el Ministerio Público investiguen rigurosamente”.
En este contexto de gran criminalidad, una de las formas para identificar cuándo las organizaciones criminales han traspasado las fronteras nacionales es cuando se produce la transmisión de identidad cultural. Uno de los aspectos más decidores es la religiosidad”, apuntó Zeballos.