El dirigente indígena de Cotopaxi Leonidas Iza ha sido duramente cuestionado por diversos sectores políticos, tanto por su radicalismo como por su supuesta cercanía con el correísmo, que jugó un rol desestabilizador en la protesta de octubre pasado. Ayer martes 13 de octubre fue denunciado en la Fiscalía por vandalizar bienes públicos, agresión a la autoridad e incitación al odio. También enfrenta otro proceso por rebelión y terrorismo. Fue llamado a rendir su versión el próximo 26 de octubre junto a Jaime Vargas. ¿Quién es Iza? El dirigente del movimiento indígena de Cotopaxi es ingeniero ambiental, seguidor del pensador peruano marxista José Carlos Mariategui. Su juventud estuvo marcada por el trabajo en el campo, la música, la religión y la lectura.
Redacción Código Vidrio
Leonidas Iza es un dirigente indígena radical de extrema izquierda, que cobró notoriedad desde el paro de octubre de 2019, junto al presidente de la Conaie, Jaime Vargas.
Este lunes 12 de octubre ambos reaparecieron en público en una manifestación para conmemorar el Día de la Interculturalidad y Plurinacionalidad y la resistencia indígena, a propósitio del año del paro indígena.
Acompañados por decenas de manifestantes los dirigentes acudieron a la Fiscalía para formalizar una denuncia contra el estado ecuatoriano por los muertos y heridos en el contesto de las protestas del año pasado. Luego caminaron hasta el monumento de la reina Isabel La Católica, que quisieron destruir porque “representa un símbolo del genocidio de los pueblos americanos”. No obstante, fueron dispersados con gases lacrimógenos por la Policía.
Iza ha sido duramente cuestionado por diversos sectores políticos, tanto por su radicalismo como por su supuesta cercanía con el correísmo, que jugó un rol desestabilizador en la protesta de octubre pasado. Indígenas, militantes y dirigentes del correísmo confluyeron para tomarse Quito durante violentas protestas, que son investigadas por la Fiscalía por un supuesto delito de rebelión. De hecho, el próximo 26 de octubre, Iza y Vargas fueron llamados a rendir su versión en este caso.
Iza tiene 39 años y proviene de una familia con inclinaciones políticas en Cotopaxi. José Iza Viracocha fue su padre y es uno de los dirigentes más recordados en la provincia del centro del país por su lucha contra el huasipungo.
Su primo, Leonidas Iza Quinatoa, llegó a la presidencia de la Conaie, fue diputado y encabezó la oposición al ex jefe de Estado, Lucio Gutiérrez, al Tratado de Libre Comercio y a la Alianza de Libre Comercio de la Américas. También ha sido conocido por la proximidad y contactos que tuvo en la década pasada con representantes de las FARC.
El legislador de Pachakutik por Cotopaxi, Jaime Olivo, cree que este legado familiar y su cercanía con las causas indígenas es una de las cartas fuertes de Iza, pero también destaca su habilidad para liderar, por su frontalidad y convicción.
Desde niño, Iza era escogido para los concursos de oratoria en su pequeña escuela de la comunidad de Pachaloma. Ana Pallo, periodista de Cotopaxi, cuenta que destacaba como un excelente investigador, vinculado con los movimientos juveniles.
Sus inclinaciones por la protección ambiental
En su colegio El Chaquiñán realizó un estudio sobre cómo realizar cultivos sin labranza. “Demostré que en las camas de lombrices se puede cultivar sin problemas papas y cebollas”, contó Iza.
En la Universidad Técnica de Cotopaxi realizó su tesis sobre la recuperación de las cuencas hidrográficas por acciones antropogénicas. Es decir por el desgaste de los terrenos por fenómenos naturales y la contaminación del hombre.
Aunque muchos creen que es economista, por sus declaraciones durante el paro de octubre pasado, Iza es ingeniero ambiental.
Su juventud estuvo marcada por el trabajo en el campo, la música, la religión y la lectura. Desde los 15 años fue jardinero y jornalero en una hacienda que producía zanahorias para grandes supermercados del país. Luego, se unió a las hermanas Lauritas en sus misiones evangélicas.
Fue el representante de Ecuador en el encuentro de jóvenes con el Papa Benedicto en 2004. En el Vaticano tocó con su quena el “Cóndor Pasa” para el Pontífice.
Su pasión por la lectura de ideología socialista-marxista lo condujo hasta el político y periodista peruano José Carlos Mariátegui, quien apoyó su doctrina para que los indígenas reivindicaran sus aspiraciones políticas, sociales, culturales y económicas “sin la necesidad de ventrílocuos”. Mariátegui, fallecido en 1984, fue uno de los creadores del partido socialista peruano que se transformó en ele partido comunista.
Tras identificarse con los postulados de Mariátegui vio la necesidad de que los representantes políticos indígenas salgan desde sus propias organizaciones de base, sin perder su esencia ni su relación con la naturaleza ni su comunidad.
Bajo esa bandera ortodoxa, Iza sostuvo: “no hay que importar un socialismo. Hay que retomar el socialismo práctico de los pueblos originarios de acá”.
Esta propuesta de alguna manera rompe con la línea tradicional del movimiento indígena, inspirada en monseñor Leonidas Proaño y en la Teología de la Liberación.
Para Iza, estas dos vertientes ideológicas no son contradictorias sino complementarias, y son sus fundamentos desde su juventud.
Un precoz dirigente
A los 18 años fundó el Movimiento Juvenil Laurista, que basó su doctrina en el pensamiento de la monja colombiana Laura Montoya, una religiosa mestiza que reivindicó las luchas indígenas en el vecino del norte.
Posteriormente lideró la creación del Movimiento Juvenil de los Servidores de la Iglesia Católica de los Pueblos y Nacionalidades Indígenas del Ecuador. “Aquí empezamos a discutir nuevamente la Teología de la Liberación, pero sin considerar a la iglesia como un poder, sino más bien en su relación con los pueblos indígenas”.
Diez años después asumió la presidencia juvenil del Movimiento Indígena y Campesino de Cotopaxi. Era el 2010 y una de sus primeras tareas fue realizar una investigación para conocer dónde estaban y qué es lo que hacían los indígenas que salieron de sus comunidades. Para entonces, Rafael Correa se había ganado la simpatía de buena parte del movimiento, lo cual aprovechó para fracturar a sus bases, especialmente entre los jóvenes. Una división que aún se mantiene, según reconoce Iza.
En ese estudio descubrió que los jóvenes ya no se sentían representados por la dirigencia de la Conaie. La mayoría migró a las ciudades para estudiar o trabajar en empresas agrícolas, de construcción y en el comercio informal. Se había roto el canal de comunicación con las cabezas.
Entonces decidió soldar la fractura y empezó a convocar a los campesinos que estudiaban en la Universidad Central.
Esa propuesta fue exitosa y junto a profesores como el actual decano de Facultad de Comunicación Social, Dimitri Madrid, creó el Movimiento Mariateguí, que tenía un objetivo central: acabar con el dominio del correísmo en ese centro de estudios. “Nosotros perdimos por 1.000 votos. Hasta ahí llegó el Mariateguí”, sostuvo el dirigente.
Sin embargo, la relación con la Facultad de Comunicación se mantiene. Sus profesores capacitan a los jóvenes comunicadores indígenas, conocidos como “lanceros digitales”.
Madrid no quiere que se malinterprete esta relación, desconfía de los periodistas y asegura que hay una persecución del actual Gobierno.
Él fue acusado de hacerle el juego, junto al movimiento indígena, al correísmo y de incitar la violencia en las protestas de octubre. La Conaie salió en su defensa, en un comunicado público indicó: “El compañero Dimitri Madrid es una persona de intachable ética y de una impecable trayectoria profesional (…) siendo un aporte fundamental en la educación intercultural bilingüe”.
Iza concuerda. Dice que se pretende satanizar lo que fue el Movimiento Mariátegui. “Correa fue el primero en acusarnos en ser un brazo del MPD. Ahora es el gobierno. El Movimiento Mariátegui, como tal, ya no existe”.
Los resultados de la investigación de Iza fueron claves para el levantamiento de octubre. 20.000 indígenas salieron desde las comunidades de Cotopaxi hacía Quito; otros 30.000 se les juntaron en la capital. Se activaron a través de sus medios comunitarios digitales, que crearon desde el 2012.
Esa es una fórmula poderosa de la Conaie. Luego del paro, Iza y Jaime Vargas recorrieron todo el país para unificar a sus bases y sintonizar con sus principales demandas.
En esa ruta no han descartado conversar con la militancia de Correa. “Hay un montón de correístas de base que añoran el regreso de Correa, que demandan alianzas y están en su derecho. Pero mientras siga la tozudez del ex presidente, que cree que puede imponer sus ideas en Ecuador, no habrá una verdadera transformación”.
“No me pidan hablar a favor o en contra de Correa. En el debido momento hemos enfrentado estas realidades, pero uno no puede ser vengativo, como lo que pasó con Pabón (prefecta de Pichincha), no podemos decir bien hecho. Eso no”.
Iza tampoco es mal visto entre los correístas. El legislador Cristóbal Lloret hace una distinción entre él y Jaime Vargas y no descarta la posibilidad de tejer una alianza.
En julio pasado, Iza hizo pública su precandidartura a la presidencia de la República con el apoyo de Vargas, pero su maniobra fracasó cuando Pachakutik, brazo político del organismo, formalizó su apoyo a Yaku Pérez. Esto ha provocado una fractura en el movimiento indígena, que aparece fragmentado en vísperas de la campaña electoral del 2021.