Esta reveladora grabación, que hoy difundimos, evidencia que las primeras horas del plagio, los trabajadores de El Comercio no estaban encadenados: Javier Ortega, periodista, dice en la filmación que los trataban bien, pero que su liberación estaba en manos del presidente Lenín Moreno. El segundo video –que se conoció a través de la televisión colombiana- fue captado el lunes 2 de abril. La condición física y emocional de los tres rehenes se había deteriorado aceleradamente. En el curso de las primeras 48 horas iban a ser liberados, pero las operaciones conjuntas de las policías de ambas naciones frustraron el plan. Las imágenes muestran a los rehenes esperando salir de la selva. Esto no ocurrió. Por el contrario, las condiciones de su cautiverio se endurecieron.
Por Arturo Torres y María Belén Arroyo
Un año después del secuestro del equipo periodístico de diario El Comercio, aparece una conmovedora y reveladora evidencia. Es un video -hasta ahora inédito- enviado como la primera prueba de vida de Javier Ortega, Paúl Rivas y Efraín Segarra, a pocas horas de ser capturados en Mataje, por Guacho, cabecilla del frente narcoterrorista Oliver Sinisterra.
En la filmación los tres trabajadores de El Comercio se ven preocupados, molestos e impacientes. No obstante, están relativamente calmados. Nada permite presagiar la angustia que vivirían durante casi dos semanas en manos de los disidentes, hasta su muerte, que casi con certeza ocurrió el sábado 7 de abril de 2018.
Esta primera grabación casera no fue entregada por las autoridades del Gobierno a los familiares. A algunos de ellos, una persona que participaba en las reuniones del Comité de Crisis, integrado para negociar la liberación, les mostró informalmente un fragmento del video en una pantalla de celular. Esto ocurrió el 29 de marzo, luego de que se desmintiera desde el Gobierno ecuatoriano la noticia de la liberación, el 28 de marzo, publicada por diario El Tiempo, de Colombia.
«Para nosotros, la del 29 de marzo fue realmente la primera reunión del Comité, luego de insistirle al ministro Navas que integrara el organismo y empezara a actuar. Cuando se difundió la noticia de la liberación, nos citaron la mañana siguiente al centro de emergencias ECU-911 y nos mostraron parte del video tratando de calmarnos», recuerda Yadira Aguagallo, pareja de Paúl.
En esa cita también les pidieron a los parientes de los rehenes que no proporcionaran detalles a la prensa. Ese mismo día, las autoridades acudieron a la Asamblea, a la Comisión de Seguridad. Mantuvieron una reunión de carácter reservado. No obstante, luego el legislador Fabricio Villamar declaró que pudieron ver una filmación, en la que aparecen los tres rehenes en medio de un lugar con vegetación.
El video lo recibió el mayor de policía Alejandro Zaldumbide, quien desde hace varias semanas mantenía contacto telefónico con el líder del frente, Guacho.
La filmación dura un minuto y 20 segundos. La toma está captada en una finca selvática despejada, al parecer antes del mediodía. El primero en intervenir en la escena inicial es Paúl Rivas, quien le pide a la persona que filma con su celular que se aproxime para que se pueda escuchar con claridad el mensaje que está por transmitir el periodista Javier Ortega.
“Bueno, estamos con Efraín Segarra, Paúl Rivas y Javier Ortega, quien les habla; estamos en calidad de retenidos por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Llegamos el lunes, nos detuvieron aquí este día lunes 26 de marzo; nos han tratado bien, estamos bien, para quien escuche este mensaje, y ahorita solo estamos en manos del presidente ecuatoriano Lenín Moreno. Ellos simplemente están negociando, no nos han hecho daño, pero obviamente la condición es que el Gobierno ecuatoriano acepte su pedido para nosotros también poder salir tranquilos, sanos y salvos. El mensaje es que ahorita estamos en manos del Gobierno ecuatoriano”.
Hasta ahora, solo se conocía el contenido del chat que el disidente mantenía con el Policía. La tarde del último lunes de marzo de 2018, Guacho escribió al oficial:
“Hola hola… Tengo tres personas retenidas ecuatorianas, dos periodistas de Quito y el chofer. En sus manos está la vida de esas personas. Hola hola, qué más cuenta. En diez minutos téngame respuesta o desaparecerán esos señores”.
-“Saludos Guacho, buenas tardes. ¿Te puedo llamar?”
-“Usted sabe, no recibo llamadas”.
-“Me gustaría hablar contigo”.
-“En esos minutos no tiene respuesta clara, día a día van a tener bajas, como militares y civiles, ustedes provocaron. Chaooo pues”.
En el vídeo, el más alto del grupo, Paúl, aparece con una camiseta café y una gorra en su mano izquierda. En el centro, Javier el más joven, con camisa celeste. A la derecha, Efraín, el mayor del grupo, con las manos cruzadas detrás de la espalda. Aunque no lucen cadenas ni tienen las manos amarradas, ya habían perdido la libertad para moverse.
Aún no hemos podido esclarecer con certeza si el vídeo fue enviado a Zaldumbide el lunes 26 o al día siguiente. No obstante, en los primeros mensajes Guacho menciona al oficial de la Policía que le envía un video. La primera prueba de vida se mantuvo oculta durante un año, hasta su revelación en este portal. «Esto constituye una evidencia del ocultamiento de información por parte de las autoridades», advirtieron familiares de los secuestrados. La posible razón: analistas de Inteligencia que consultamos, que pidieron no ser identificados, estiman que sería la evidencia de que el secuestro ocurrió en la mañana del 26 de marzo, lo que confirma que esto pasó en Mataje, en el lado ecuatoriano de la frontera. Por casi un año, la Fiscalía ecuatoriana insistió en la teoría de que los rehenes fueron capturados en Colombia, a donde viajaron voluntariamente para entrevistar a Guacho. La revelación periodística dejó sin piso la tesis fiscal.
Tres ecuatorianos los secuestraron
Ese lunes el equipo de El Comercio pasó a las 09h03 por el retén de la Marina. Tenía la autorización del comandante John Merlo, a cargo del Mando Unificado que estaba en control de los dos cantones conflictivos de Esmeraldas: San Lorenzo y Eloy Alfaro.
Minutos después, Javier, Paúl y Efraín llegaron a Mataje Nuevo, que estaba semidesierto. Empezaron a circular por las calles. Mientras se dirigían hacia Mataje Viejo fueron interceptados por tres ecuatorianos, que les apuntaron con armas de fuego y los obligaron a bajarse de la camioneta, según el testimonio de Gustavo Angulo, Cherry.
Los abordaron los ecuatorianos Roberto, Christian y Andy, cumpliendo instrucciones de Guacho. Él había ordenado matar ‘cualquier equipo de periodistas, vendedores ambulantes o investigadores’ que aparecieran por el sector. Por esos días ya había advertido a través del chat con el mayor Zaldumbide que mataría a civiles extraños.
Roberto -cuyo verdadero nombre es Jesús Segura- llamó a Cherry, quien estaba en Brisas de Mataje, en Colombia para preguntarle qué hacer con ellos. A su vez, Cherry contactó a Guacho y le consultó si los debía ‘pelar’. El jefe disidente decidió que los llevaran al lado colombiano, donde él se encontraba en un lugar cercano. Esto ocurrió antes de las 10h00 de ese lunes, según el testimonio.
Uno de los tres captores les pidió no resistirse porque solamente les iban a llevar al lado colombiano para que pudieran entrevistar a Guacho. Con engaños, intentaban que Javier, Paúl y Efraín mantuvieran la calma y no opusieran resistencia. Al menos los dos primeros días permanecieron con Guacho. Este afroecuatoriano, nacido en 1989, se vinculó en su adolescencia a la guerrilla de las FARC y a partir de 2016 lideró el frente Oliver Sinisterra, relacionado con carteles de la droga mexicanos.
Zozobra y miedo de los familiares
Los familiares del equipo tenían sospechas de que algo grave pasaba: no se habían comunicado desde la mañana. El celular de Yadira Aguagallo, pareja de Paúl, sonó. Le informaban de la redacción del diario capitalino que debía acudir al ECU-911, a una reunión.
Temprano en la mañana ella se había comunicado con él, antes de su paso a Mataje. Luego intentó contactarlo infructuosamente para preguntarle si había logrado fotografiar la explosión de una tanqueta militar.
Antes de oscurecer, el director de la DGI, general Pablo Aguirre, se reunió con el ministro del Interior, César Navas para comentarle la información que había recibido del mayor Zaldumbide. A las 18h30 estaba confirmado el dato de que se trataba de equipo de El Comercio. Entonces Navas decidió integrar, con el aval del Presidente, un comité de crisis, compuesto por 18 funcionarios y los representantes de los familiares del equipo de El Comercio.
Desconcertados, los familiares de los tres plagiados, entre ellos, Galo Ortega, Christian Segarra y Yadira Aguagallo, llegaron esa noche a las instalaciones del ECU-911.
A los familiares no les dijeron que el responsable del secuestro era Guacho, quien venía chateando con Zaldumbide desde el 13 de enero de 2018. Solo recibieron una indicación muy puntual: no hacer públicos los nombres de sus seres queridos, para no poner en riesgo sus vidas.
A las 48 horas del secuestro iban a liberarlos
En el curso de las primeras 48 horas de su cautiverio, Javier, Paúl y Efraín esperaban ser liberados, por eso permanecieron en un caserío cercano al fronterizo río Mataje. Como evidencia de su localización, accedimos a una serie de imágenes calóricas captadas por un aparato aéreo que sobrevoló la zona, entre el 27 y 28 de marzo. Estas fotografías fueron difundidas por primera vez en el libro Rehenes.
Las imágenes en blanco y negro son desconcertantes. Muestran las siluetas de tres personas -sentadas, juntas e inmóviles- en medio de la madrugada, en espera. No tienen cadenas ni están atadas.
La huella calórica fue captada desde el aire por un aparato de espionaje electrónico, que sobrevolaba la zona y que cubrió un radio de dos kilómetros a la redonda, tomando como referencia Mataje Nuevo, Mataje Viejo y Las Delicias, en el límite fronterizo.
Según analistas de Inteligencia, a quienes consultamos, estas imágenes correspondían a Javier, Paúl y Efraín, secuestrados dos días antes en Ecuador.
El 28 de marzo, a las 03h27, la cámara también captó otras tomas: muestran tres anillos de seguridad formados por hombres armados, en actitud de vigilancia de las tres personas. Otras siluetas térmicas se ocultan entre la maleza, en vigilia. A menos de 300 metros de distancia hay una casa, donde también se observan varias figuras. En las inmediaciones aparecen carpas.
El aparato realizó varios sobrevuelos durante unos 40 minutos hasta tener un perímetro estable de observación; descendió hasta 450 metros de altura. Detectó movimientos de personas, dos kilómetros a la redonda.
Dieciocho horas después de haberse registrado esas imágenes, exactamente a las 21h25, diario El Tiempo de Bogotá publicó una noticia esperanzadora. Una fuente militar de alto nivel le confirmó a una periodista de ese medio que los dos comunicadores y el conductor habían sido liberados.
Por esos días, algunos miembros del comité de crisis en Ecuador dijeron desconocer de la supuesta liberación y desmintieron el artículo de El Tiempo. Pero el exministro César Navas confirmó a los periodistas de este portal, autores Del libro “Rehenes”, que sí recibieron datos fidedignos sobre el fin del cautiverio.
Por ese motivo, el Gobierno preparó una rueda de prensa en la Secretaría de Comunicación, movilizó helicópteros y coordinó el desplazamiento del fiscal Christian Rivadeneira a San Lorenzo para que recibiera a los periodistas y al conductor.
Rivadeneira ratificó que estuvo varias horas esperando en el Batallón de Infantería de Marina San Lorenzo (BIMLOR) para la liberación, luego se planeaba trasladarlos por vía aérea al aeropuerto de Tachina, en Esmeraldas, y posteriormente a Quito.
“Por fuentes de Inteligencia en la zona se decía que los van a liberar. El ministro de Defensa de Colombia, Luis Carlos Villegas, habló con el ministro ecuatoriano, Patricio Zambrano; por eso incluso se preparó un equipo para los traslados y los chequeos médicos. También hablamos con la Secretaría de Comunicación (Secom), ellos tenían todo preparado para hacer un anuncio formal al país. Entonces, nos sorprendió la llamada del Ministro de Defensa de Colombia, diciendo que ya estaban liberados. A él, esa información le comunicaron altos mando militares y se enteraron por informantes. Pero eso nunca ocurrió”.
¿Por qué entonces no se concretó la liberación? “No lo sabemos, solo nos dijeron que de un momento a otro los habían movido de la zona. Con esa información preliminar incluso movilizamos aviones y helicópteros. Yo hablé con el Presidente sobre la posibilidad de liberación”.
Pese a que estos hechos fueron confirmados por la principal autoridad que estuvo al frente del Comité de Crisis, las Fiscalías de Ecuador y de Colombia no han profundizado en esta línea investigativa para conocer porqué no los liberaron.
La respuesta nos la dio Jesús Vargas Cuajiboy, conocido como Reinel, uno de los comandantes del frente Sinisterra. En una entrevista, Reinel, que está detenido en Colombia, respondió que Guacho sí iba a liberar a los tres ecuatorianos. Pero esta intención se frustró, “Por las operaciones que hacían la policía y los militares, había falta de seguridad”. Las acciones armadas se realizaron en Colombia, según nos explicó.
Tras esa frustrada liberación, los secuestradores se adentraron en la selva de Nariño y recorrieron caseríos, esteros y ríos. Movían constantemente a los rehenes, precisamente porque había operaciones militares en Colombia y barridos desde Ecuador, coordinadas entre policías de ambos países. El objetivo era ubicar a Guacho y abatirlo.
Sin embargo, según el discurso oficial, los gobiernos de ambos países habían suspendido operaciones en la selva colombiana para no poner en peligro la vida de los rehenes.
Según las autoridades colombianas, Guacho habría sido abatido por fuerzas de ese país, en diciembre de 2018, junto con el segundo de la organización, Pitufo.