El espionaje selló el nexo Correa-Putin

Aunque la alianza que Rusia tejió con Rafael Correa en su mandato tuvo distintas aristas, uno de los ejes fue el apoyo en inteligencia, espionaje y hackeo. En este contexto, se concretó la capacitación de agentes y policías en Rusia, así como el apoyo de hackers y medios rusos al correísmo, en sus operaciones de desinformación y propaganda, especialmente desde 2019. Este 14 de septiembre de 2022 The Washington Post reveló que Vladimir Putin canalizó en secreto más de 300 millones de dólares (https://www.washingtonpost.com/national-security/2022/09/13/united-states-russia-political-campaign/) a partidos y candidatos en más de 24 países, incluido potencialmente Ecuador. El objetivo era debilitar sistemas democráticos y promover a sus fuerzas políticas aliadas. Nota actualizada miércoles 14 de septiembre.

Por Arturo Torres

El pacto con Vladimir Putin tuvo su esplendor durante la administración de Rafael Correa, pero a los pocos meses de la llegada de Lenin Moreno al poder, las relaciones entre Ecuador y Rusia entraron en la congeladora. Moreno se acercó a Estados Unidos, que por más de una década tuvo una relación tirante con Correa, quien se alió con Rusia, China e Irán, interesados en apuntar un eje contra las potencias de Occidente. En este período también se fortaleció la cooperación con los servicios de inteligencia de Venezuela y Cuba.

Durante la presidencia de Correa florecieron los viajes, conversaciones y acuerdos en los campos más variados. De un total de 31 convenios y declaraciones suscritos entre Ecuador y Rusia, entre 2007 y 2019, que están vigentes, 26 fueron firmados en la administración de Correa.

La alianza se consolidó desde octubre de 2009, tras la primera visita oficial de Correa a Moscú. Ambas naciones firmaron la Declaración de Asociación Estratégica entre la Federación de Rusia y Ecuador, que fija cuatro ámbitos de cooperación: cuestiones de política y seguridad (incluida Inteligencia-espionaje); temas ambientales; aspectos económicos, comerciales y financieros; y, ámbitos humanitarios, que incluyen educación, cultura, deporte, turismo, ciencia y tecnología. Lo más relevante es que este instrumento calificó a las relaciones entre ambos países como de “carácter estratégico”. Al conferir este estatus a la relación bilateral, cada país reconoce la importancia del otro.

Precisamente, un convenio de fines de 2012 estableció la cooperación entre la entonces Secretaría Nacional de Inteligencia del Ecuador (Senain), hoy CIES, y el Servicio Federal de Seguridad de la Federación de Rusia. Este fue el marco para la capacitación de uniformados y civiles en ese país, compra de equipos y otras operaciones secretas.

En el campo de la seguridad también se concretaron acuerdos. Desde 1997, Ecuador y Rusia firmaron cuatro convenios marco de cooperación técnico-militar con las Fuerzas Armadas. El primero se firmó en 1997 y los tres restantes en la administración de Correa. El documento de 2008  contempla la entrega de armamento, material de defensa y productos de uso militar, repuestos. El siguiente compromiso data del 2014 y se firmó entre el museo de las Fuerzas Armadas rusas y los museos militares ecuatorianos. El último se concretó en 2017 y contempla el ingreso de militares ecuatorianos en instituciones docentes militares de Rusia.

Fuentes del CIES confirmaron que actualmente no existe ningún acuerdo de cooperación con Rusia. Hace un mes, representantes de ese país visitaron el Centro, para tratar de establecer contactos y acercamientos, pero salieron con las manos vacías.

Pese a que el presidente Guillermo Lasso condenó la invasión de Rusia a Ucrania, la relación binacional, aunque distante, se mantiene. La embajada en Moscú opera normalmente, incluida la presencia de funcionarios diplomáticos y de ocho agregados militares.

El cuestionamiento del Gobierno al ataque ruso ocurrió en medio de una agresiva campaña diplomática, que llevaba adelante, desde el 2021, el embajador Vladimir Sprinchan para retomar los acuerdos que se suspendieron desde el gobierno anterior. En especial buscaba concretar un convenio para el empleo de energía nuclear en el campo de la salud, que ha estado discutiéndose desde la administración de Correa, y no ha cuajado por los riesgos que implicaría.

Viajes de agentes a Moscú

Durante el correísmo se concretaron varios viajes de agentes de la Senain y oficiales de la Policía, especializados en Inteligencia, para capacitarse en Moscú, entre 2015 y 2016, según pudimos confirmar.

Corroboramos uno de esos desplazamientos para capacitación en Inteligencia y espionaje a Moscú. Se realizó desde el 8 de enero de 2016 con la participación de cuatro miembros de la Senain: Alexis J. Diana B., Ana M. y Diego O.  volaron desde Quito, vía Amsterdam, y permanecieron en la capital rusa por más de una semana.


En enero del 2016, un equipo de la Senain viajó a Moscú, para recibir capacitación en Inteligencia y espionaje. Una de las integrantes de la delegación es muy cercana al expresidente Correa, con quien aparece en la foto, en julio del 2017, luego de su salida del poder.


Esa colaboración para tareas de espionaje se tejió al más alto nivel. En abril de 2013, el embajador de Rusia en Quito, Yan A. Burliay, fue el puente para concretar una reunión del entonces secretario de Inteligencia, Pablo Romero, con el representante oficial del servicio Federal de Seguridad de Rusia, coronel Alexander Y. Kazalupov, y su adjunto, Igor N. Lebedev. El encuentro se fijó para el 4 de abril, a las 10:00, y el tema central era la cooperación bilateral, según la carta remitida por el embajador. Seis meses después, Correa hizo una visita oficial a Rusia. En Moscú firmó acuerdos energéticos y de transporte con Putin.

Romero fue secretario de la Senain entre 2012 y 2014. En este período, desde la Senain se realizaron operaciones ilegales de espionaje a activistas, opositores políticos, dirigentes sociales, indígenas y periodistas. Los seguimientos también se complementaron con la operación de hackers, que perforaron información de algunos de esos blancos en sus dispositivos móviles y computadoras personales, según fuentes de Inteligencia. Para estas operaciones de hackeo y escuchas telefónicas se adquirieron equipos y programas en varios países, incluida Rusia que es junto a China el país que más ataques cibernéticos realiza a escala global.

Los rusos quisieron salvarle el pellejo a Romero

Antes de llegar a la Senain, Romero presidió el Fideicomiso Baba, que coordinó la construcción del proyecto hidroeléctrico Baba, a cargo de la empresa Odebrecht. Correa lo nombró en ese cargo, desde el cual, al parecer, se establecieron los primeros nexos con ejecutivos de esa firma brasileña, que recibió obras a dedo, sin concursos públicos, por el pago de millonarios sobornos.

Luego de que Correa dejó el poder y viajó a Bélgica, Romero voló a España, desde donde mantuvieron contactos permanentes. En ese país el exjefe de Inteligencia vivió hasta febrero del 2020, cuando fue extraditado a Ecuador, para que responda por el secuestro del político opositor Fernando Balda, ocurrido en Colombia durante la administración de Correa. Por este caso, en el que también está enjuiciado el expresidente, Romero fue sentenciado a nueve años de cárcel.

Mientras la justicia y el gobierno ecuatoriano gestionaban la extradición de Romero, quien estaba detenido en Madrid, autoridades rusas trataron de impedirlo. Eso está registrado en una providencia judicial expedida el 19 de febrero del 2020 por los magistrados Félix Guevara, Carolina Rius Alarco y Carlos Fraile Coloma, de la Audiencia Nacional.

“Visto el contenido de la anterior diligencia y habiéndose puesto a ‘disposición de esta Sección Tercera el reclamado por las autoridades rusas, Pablo Humberto ROMERO QUEZADA, en virtud de lo dispuesto en el auto de 18.02.2020, oficiese al Centro Penitenciario para ratificar dicha situacion, según lo solicitado”.

“Asímismo -agregaron los jueces en su fallo- diríjase oficio a la INTERPOL a efectos de que procedan a la entrega material del reclamado referido a las autoridades de la Republica del Ecuador, conforme a lo dispuesto en auto de fecha 14.01.2019 por esta Sala”.

Así, las autoridades judiciales españolas negaron la extradición solicitada por autoridades rusas, cuyas autoridades diplomáticas en Quito dijeron desconocer. Funcionarios del gobierno de Moreno conocieron la intervención, pero prefirieron no denunciarlo públicamente, para no agravar más la relación con Rusia.

¿Assange fue otro alfil del Kremlin? 

Una de las promotoras de la cercanía a Rusia fue María Fernanda Espinosa, quien ocupó varios puestos claves -incluyendo el de Canciller- durante los mandatos de Correa y Moreno. Fue uno de los puntales en el otorgamiento de la nacionalidad ecuatoriana al hacker Julian Assange, quien también recibió un pasaporte diplomático ecuatoriano. En diciembre de 2017, el plan era convertir a Assange en un diplomático ecuatoriano acreditado en Londres.

Ante la negativa de Reino Unido para aceptar ese camino, las autoridades lo nombraron consejero para la embajada ecuatoriana en Moscú. El objetivo era sacar a Assange de la embajada ecuatoriana hacia Rusia y contó con el conocimiento y aprobación de la canciller de la época, María Fernanda Espinosa y del presidente Moreno. La operación para extraer a Assange de la embajada se debía concretar el 24 de diciembre.

Dos días antes, el entonces jefe de Inteligencia, Rommy Vallejo, llegó desde Ecuador a Londres y se reunió por más de seis horas con Assange, para afinar los últimos detalles de la operación. El plan era sacar a Assange oculto en un vehículo, conducido por un oficial de la Inteligencia ecuatoriana, acompañado por dos agentes más de la Senain, que luego lo entregarían a funcionarios rusos. Después de la reunión de Vallejo con Assange, la información del operativo de extracción fue filtrada por uno de los agentes ecuatorianos a la inteligencia de EE.UU., que a través de canales diplomáticos denunció lo que estaba ocurriendo al presidente Moreno, quien intervino para que abortara la operación, según nos confirmó uno de los oficiales designados para sacar a Assange.

El 22 de diciembre del 2017, el entonces jefe de Inteligencia, Rommy Vallejo, llegó desde Ecuador a Londres y se reunió por más de seis horas con Julian Assange, para afinar los últimos detalles de la operación, para extraerlo de la embajada en Londres, y llevarlo luego a Rusia, de forma clandestina.

Otro personaje importante que ayuda a entender la dinámica de los pactos subterráneos con Rusia en el caso Assange es el activista ecuatoriano afincado en Londres, Fidel Narváez, quien al parecer fue un enlace clave con Moscú.

Casado con una ciudadana británica, Narváez fue nombrado cónsul y primer secretario en la embajada de Ecuador en Reino Unido, en el gobierno de Correa, del cual fue un acérrimo militante. Narváez emitió el salvoconducto desde la embajada de Ecuador en Londres que le hizo llegar a Edward Snowden, para que pudiera viajar desde Hong Kong a Rusia, donde actualmente se encuentra. Días antes Narváez había viajado a Moscú.

En una entrevista con el medio oficialista ruso Sputnik, Narváez descartó el operativo de extracción y lo calificó de “descabellado, sin sustento en absoluto”, aunque reconoció que sí hubo un plan B para acreditar a Assange como diplomático en Moscú.

Algunas de las piezas que evidencian las conexiones con Moscú aparecieron precisamente con la llegada de Assange a la embajada ecuatoriana, en especial un reporte que data de mediados de 2012, de la empresa UC global, que se encargó de la seguridad y vigilancia del australiano. Apenas llegó a la sede, Assange pidió que entre el equipo de su seguridad personal estuvieran ciudadanos rusos. Esa solicitud, sin embargo, no se cumplió, por la oposición de UC Glogal.

En octubre de 2016, Assange dirigió desde la embajada ecuatoriana en Londres la difusión, desde el portal de WikiLeaks, de miles de correos del partido Demócrata, que perjudicaron a la candidatura de Hillary Clinton, en beneficio de Donald Trump, quien los siguientes días ganó la Presidencia de EE.UU. La información, robada por hackers rusos que trabajan para el Kremlin, fue entregada a Assange en la embajada, que esos días reportó el ingreso de varios ciudadanos de Rusia, según los registros de visitas, que revisamos.

Por su intervención en el caso Assange, Espinosa fue llevada a juicio político en la Asamblea, a mediados de 2018, pero su censura y destitución no progresaron por falta de votos. Por el contrario, las siguientes semanas, Espinosa, con el apoyo directo de Moreno, reunió 128 de 193 votos, para presidir la Asamblea General de las Naciones Unidas, en el período de sesiones 2018-2019. Durante el juicio político quedó en evidencia que el embajador ecuatoriano en Moscú, Julio Prado Espinosa -quien es su pariente- dispuso de fondos públicos para hacer campaña a favor de la entonces canciller, para lograr su elección a la Asamblea de Naciones Unidas.

Varias fuentes coinciden en que Moreno, durante el segundo año de su mandato, no solo marcó distancia de Rusia, en agosto de 2018 también se alejó del bloque del ALBA, que desde 2008 fue apoyado abiertamente por Rusia.

La última visita oficial rusa de alto nivel ocurrió en octubre de 2017. La misión estaba liderada por el viceministro ruso de Asuntos Exteriores, Sergei Riabkov. En octubre siguiente, se produjo la segunda reunión del mecanismo de consultas políticas Ecuador-Rusia, en Moscú.

El 11 de abril de 2019, el gobierno ecuatoriano le retiró el asilo a Assange, y lo entregó a las autoridades de Gran Bretaña, que habían recibido una solicitud de extradición de la justicia de EE.UU., que busca enjuiciarlo por la divulgación de información reservada y ataques informáticos. Las horas siguientes también fue detenido en Quito, el sueco Ola Bini, amigo cercano de Assange, a quien visitó unas 15 ocasiones, desde 2012. Bini está enjuiciado por un supuesto ataque al sistema informático de la Corporación Nacional de Telecomunicaciones, en 2015. Ese año, precisamente, el sueco habría sido contratado en la Senain como informático, y sus honorarios cubiertos con gastos especiales. Eso fue revelado al periodista Juan Carlos Calderón por el exagente de Inteligencia, Raúl Chicaiza, quien fue un testigo importante en el juicio que condenó a nueve años de cárcel al exjefe de la Senain, Pablo Romero.

Los abogados de Bini han negado cualquier relación con la Senain y su participación en el hackeo de información pública.

 Arauz vivió su infancia en Rusia

Cuando Correa estuvo imposibilitado de candidatizarse para las elecciones presidenciales del 2021, escogió a Andrés Arauz, un economista que para ese momento era un un perfecto desconocido, sin ninguna experiencia política.

Pero ¿por qué lo escogió? Una pista que hoy revelamos son sus afinidades y las de su familia con Rusia. La vida personal de Arauz está marcada por su infancia en Rusia, ya que su padre trabajó varios años en ese país en el negocio petrolero.

En 1992, cuando Arauz tenía menos de siete años, su familia se radicó en ese país, donde su padre, Luis Arauz, se había formado como experto petrolero.

Arauz padre fue contratado para vigilar los intereses petroleros de Tripetrol, empresa del banquero ecuatoriano Alejandro Peñafiel, en Rusia. Peñafiel fue presidente y accionista del Banco de Préstamos de Ecuador. Esta entidad fue cerrada por el gobierno en 1998, porque no pudo cumplir compromisos con sus clientes. Peñafiel guardó prisión por varios años, y hoy litiga ante cortes internacionales en busca de reparación. Ahora tiene nacionalidad española, está radicado en ese país y mantiene empresas petroleras en Argentina y España, además de Rusia.

Andrés Arauz tenía siete años cuando su familia se radicó en Rusia. Vivió la transformación que había empezado con la disolución de la república soviética, en 1991. Fue testigo de la era Yeltsin y la crisis constitucional que terminó en la disolución del parlamento (Octubre Negro de 1993). Arauz habla perfectamente el ruso, igual que su esposa, Mariana Veliz, hija de un exrector universitario que durante el gobierno de Correa fue embajador en Irán.

Correa, en la nómina de RT

Correa es un defensor acérrimo de la agenda rusa en la región. Se vinculó con el canal de televisión Russia Today (RT) desde 2018, cuando inauguró un “ciclo de conversaciones y entrevistas profundas”, conversando con Correa. El expresidente recibió un salario por su programa en RT, pero nunca quiso revelar cuánto le pagaban con fondos público de Rusia.

A partir de ese año, el expresidente creó su cuenta en Vk, la principal red social de Rusia, luego de que Facebook le cerrara sus cuentas. En ese mismo canal Julian Assange tuvo un programa de televisión (El Mundo del Mañana) hasta semanas antes de asilarse en la embajada de Ecuador, en julio de 2012. En sus cuentas en redes Correa replica información de medios oficialistas rusos y desde cuando Rusia invadió Ucrania se ha mantenido en silencio sobre los bombardeos ordenados por Putin, que han cobrado la vida de cientos de civiles.

Luego de dejar el gobierno, Correa fue empleado en 2018 por el canal oficialista ruso RT, donde mantuvo un programa de entrevistas. El exmandatario nunca reveló cuánto le pagaba el canal, financiado por el gobierno de Putin.

Eva Golinger, abogada venezolano-estadounidense admiradora de Chávez, también ha sido entrevistadora y periodista en RT. Golinger,  defensora a ultranza de los gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro, trabajó a favor de los intereses del gobierno de Correa, para posicionar las tesis en contra de la petrolera Chevron (campaña Mano Negra de Chevron). Participó en sus campañas electorales y viajó varias veces con Correa, junto a los hermanos Vinicio y Fernando Alvarado, cerebros de la comunicación y propaganda de ese gobierno, así como de la estrategia para fortalecer ejércitos de trolls y cuentas de ataque a opositores en redes sociales.

Golinger además ha sido muy activa para difundir la versión de que Assange es un activista de derechos humanos perseguido por EE.UU., que requería protección humanitaria para evitar que se cometiera un crimen contra su vida.

También ha sido parte de RT la periodista ecuatoriana María Isabel Cevallos, muy cercana a Correa. En su gobierno tuvo cargos importantes como entrevistadora en el medio estatal Ecuador TV.

Cevallos además ha sido corresponsal en Moscú de la radio Pichincha Universal, controlada por la prefecta Paola Pabón, una de las principales cabezas del correísmo.

El 22 de julio de 2021, Pabón se reunió con el embajador Sprinchan, en Quito. El encuentro se centró en el potencial de exportación en frutas y vegetales de Pichincha al mercado ruso y análisis de la cooperación cultural y turística.

Pabón estuvo enjuiciada, acusada del delito de rebelión, por su participación en el intento de golpe de estado, supuestamente orquestado por el correísmo para sacar del poder a Moreno, durante el paro indígena, en octubre de 2019. Según la Fiscalía, Pabón usó la Prefectura como centro de operaciones para planificar y realizar operaciones sistemáticas contra el gobierno, en coordinación con otros dirigentes cercanos a Correa. La semana pasada Pabón, junto a 267 personas, recibió la amnistía de la Asamblea.

Desde el paro de octubre, los organismos de Seguridad del gobierno, con apoyo de Inteligencia de países aliados, detectaron actividades consideradas maliciosas, incluida la difusión de noticias falsas desde cuentas y canales estatales rusos. Se ubicaron ataques con mas de 3.300 cuentas, con tiempos cronometrados y planificados para sus publicaciones.

Esta misma operación de ciberataques también se activó durante los primeros meses de la pandemia del Covid-19. Su objetivo principal era desacreditar al régimen de Moreno. En esta estrategia también se descubrieron arremetidas desde cuentas y usuarios localizados en Venezuela, México y Rusia.

Según fuentes de la Policía y FF.AA., actualmente los ataques de hackers rusos a decenas de entidades públicas y privadas del Ecuador son contantes y representan una de las principales amenazas para la seguridad del Estado.